lunes, 12 de febrero de 2007

Transporte urbano: Un día en la vida...en combi.

AVENTURA URBANA
Un recorrido por las calles de Lima.



Por: Franz Aguilera

Este medio de transporte urbano es el escenario donde se desarrollan diferentes interacciones entre los usuarios, normalmente más de una vez por día. El protagonista es la "combi" y debe su nombre al modelo de la marca volskwagen, kombiwagen. Todos los pasajeros, nos sometemos a su autoridad conjunta con la del chofer, estamos en sus dominios y nuestras vidas se encaminan sobre cuatro ruedas. Dios nos coja confesados.

Desde el momento que subimos agachando la cabeza, como haciendo una reverencia, pareciera que iniciáramos una aventura sin conocer el final, un destino hacia lo desconocido. Al bajar, la sensación es similar, aterrizamos casi siempre a la volada mientras escuchamos pie derecho, pie derecho. Una especie de puenting sin soga.

La configuración de la combi tiene matices de colores que representan su ruta vial, por esto podemos reconocer la linea de la empresa. Algunos matizan el diseño exterior con stickers, como los que se usan en las competencias denominadas "piques", ademas de colocar alerones de autos deportivos. Con esto, quizás el chofer al volante logre sentirse como Toretto de "Rápidos y furiosos", mientras los pasajeros imaginamos ser ganado vacuno.

El interior del vehículo, comunica pintorescos elementos que nos acompañaran durante nuestro viaje y en algunos casos, hasta el final de nuestras vidas, morir en carretera es una posibilidad muy alta. Lo que muchos llaman huachafo, se presenta en los stickers internos, con oraciones curiosas como "Acá todo es chevere, la combi, la música y el chofer", "En este vehículo no se toca guitarra, evite los punteos". Incluso existen varios con dibujos, como por ejemplo, una mujer rubia, en minifalda, bien dotada, enseñando las piernas, que dice "Prohibido distraer al chofer". También están los textos reflexivos, "Mas vale perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto: No apure al chofer". Están los de exclusión, "Si salio retrasado y asado, no es culpa del chofer: Tome taxi".

Entre otras manifestaciones gráficas, también están los grafittis. Normalmente aparecen en los asientos posteriores del vehículo. Los contenidos, en su mayoría, son mensajes anónimos dirigidos a destinatarios puntuales. Tenemos entre ofrecimientos sexuales, con mail incluido para cualquier consulta, insultos, amenazas, hasta los infaltables corazones con dos fulanos incluidos. Se visualizan pintados con plumón o tinta blanca "liquid paper", probablemente realizados por creativos escolares, enamorados, vengadores anónimos o algún pasajero aburrido.

Las miradas acrecientan la tensión y el viaje se hace más largo.

Para el viajecito, recomiendo una breve siesta en la parte posterior, no hay mejor escape para esta particular experiencia. Aunque debemos señalar que muchas veces, los asientos traseros están cortados, desgastados y se encuentran con el forro dañado. 

Los espacios dentro de la combi son reducidos, empezando por los asientos. En un espacio donde normalmente se sentarían dos pasajeros, solo cabe un pasajero y medio, a las justas. Uno esta condenado a viajar con media nalga al aire. Mala suerte, no cabe. 

Justamente estos espacios pequeños, crean cierta tensión. Es incómodo estar en un lugar con gente extraña, cruzando miradas, sin saber donde poner los ojos sin sentirse perturbado.  Las miradas acrecientan la tensión y el viaje se hace más largo. Mas aún, cuando algún insecto se entromete en nuestro minúsculo espacio. Expulsarlo para otro lado puede convertirse en una guerra fría con el pasajero del costado o adelante. Solo es cuestión de no dimitir hasta el victorioso: Baja en la esquina.

Por intervalos en la ruta, dependiendo de la hora, la combi puede estar llena, incluso con pasajeros parados, aunque la palabra correcta seria doblados. En este trance intervienen los roces, donde las fronteras individuales se eliminan. Si estas sentado hacia afuera, puedes experimentar caricias de cabellos largos, codasos, traseros unisex, mochilas, carterasos, entre otras fricciones parte de la fauna del transporte urbano. 

Casi siempre, la combi viaja con música. Desde salsa sensual, hip hop, pasando por toda la cumbia peruana, hasta el infaltable reggaeton ¡Cuánto amo mis audifonos! Ahora si queremos vivir la experiencia a mil, podemos centrarnos en la bulla de las insistentes bocinas, las puteadas entre choferes, cobradores y algún pasajero anti imperialista.



El aprendizaje de las jergas (llámese jeringas) es intenso. Si prestamos atención, podemos alimentarnos de un repertorio interesante y darle un significado vanguardista a la letra de "La flor de la canela" y esa parte tan limeña que dice: "Derramaba lisuras..." Entre las jergas mas utilizadas, tenemos: "Apúrate chantón", en referencia a otra combi que demora en moverse del paradero. "Estamos sopa", se interpreta que tienen pocos pasajeros.

La extensión del vehículo es la mitad del cuerpo del cobrador, el cual asoma por la ventana de la puerta lateral. Normalmente asume esta posición para llamar pasajeros y de vez en cuando, para soltar algún piropo. Aunque quizás la verdadera razón de tener medio cuerpo fuera, sea la necesidad de respirar, sentirse libre, con el viento que le golpea el rostro, escapando de la tensión interior de la combi y miradas desconocidas que lo acorralan durante el viaje.

Existen casos de pasajeros que han logrado conocerse para luego iniciar una relación sentimental. No es broma. No todo puede ser malo. Sin embargo, debe resultar muy difícil entablar una conversación interesante, dentro de un espacio colmado de olores humanos e inhumanos, ruidos, incomodidad y demás ingredientes. Como concentrarte en un dialogo agradable con tantos sobresaltos, gracias a los huecos y baches de las pistas citadinas.

Finalmente, no debemos olvidar que muchos individuos consideran tanto a la combi, que no quieren ensuciarla, les da pena. El aprecio es tan grande que prefieren arrojar la basura por la ventana. Falta de cultura, pero ese es otro tema.

Pague con sencillo.


(Escrito el 1 dic. 2006)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Olvidaste mencionar a las parejas que utilizan el último asiento para dar rienda suelta a sus bajas pasiones cuando la combi vá vacía, como contó un amigo.

Anónimo dijo...

Jaja tienes razón. Se me paso. Alguna vez también lo hice, hasta llegaba al último paradero y de ahi regresaba en el mismo pagando nuevamente pasaje jaja. Buen observación.

Anónimo dijo...

Te olvidaste también que estos abusivos no perdonan cuando se trata de cruzar un rompemuelles, tuve la mala suerte de sentarme al fondo y saltar contra el límite. Cosa del pan de cada día.

Me gustó mucho tema.
Felicidades

Anónimo dijo...

Te olvidaste también que estos abusivos no perdonan cuando se trata de cruzar un rompemuelles, tuve la mala suerte de sentarme al fondo y saltar contra el límite. Cosa del pan de cada día.

Me gustó mucho tu tema.
Felicidades