viernes, 4 de mayo de 2007

Una critica al diario Ojo

LA SANGRE EN EL OJO
Desde hace un tiempo, la mayoría de la prensa escrita del Perú, ha  pujado por convertirse en un medio que alimenta violencia y nadie hace nada por revertir esta situación.


Por: Franz Aguilera


Cuando voy por el diario y me detengo a leer los diferentes titulares, concluyo que solamente tres o cuatro periódicos me asegurarán una lectura seria e interesante. Si hablamos de marketing, el titular es como vendes el diario, ese es su objetivo, su negocio. El problema es que muy pocos cumplen este  fin, dándole prioridad a una información seria y responsable.

Es la realidad de la mayoría de diarios. Algunos para no cerrar por falta de ventas, se relanzan con propuestas nuevas ¿Y qué es lo primero que hacen? Colocan portadas faranduleras, mas potos, fotos sangrientas, perturbadoras, entre otros condimentos. El shock visual es inminente. ¿Y el respeto a los menores de edad? ¿Y el respeto a la sociedad? ¿Y los reguladores? A la mierda.

Irresponsabilidad, ignorancia, negocio o simple envidia

El 1 de Mayo, me topé con el auto denominado nuevo diario “OJO”. Debo decir que este diario me parecía respetable. No lo compro, pero suponía que era serio y atractivo para su target. Me equivoque.

Su titular mostraba al futbolista Claudio Pizarro, cogiendo un chopp de cerveza y decía: “Bayern lo bota por borracho. Club acusa a Pizarro de alcoholizado y pedir mas de 5 millones de dólares”. Bueno, hasta ahí la opinión es respetable. Luego anuncia: “Bombardero lleva 8 años en Alemania ganando mas de 200 mil dólares. Tiene caballos, discotecas, edificios y otras empresas. Se iría al PSV en reemplazo de la Foquita Farfán”.

¿Y el respeto a la privacidad y seguridad de la persona? No se dan cuenta que ante las notables diferencias económicas,  en nuestro país abundan los delincuentes, secuestradores y criminales. Este titular podría leerse: “Pizarro chorrea plata por todos lados, vayan a robarle o secuestrarle algún familiar”. 


Estos "noticias" contribuyen a la delincuencia. ¿Dónde esta la responsabilidad de informar, la ética? Lo peor es que una noticia debe de tener la firma del periodista, del autor. Esta no la tiene. ¿Qué gente trabaja en esa prensa? En la página interna número 20, ningún autor se hace responsable de la nota informativa, donde además se explayan y detallan la economía del futbolista. Le están ahorrando la investigación a los delincuentes.

El director del diario “OJO”, Víctor Ramírez Canales, debería ser más cuidadoso con la edición de sus noticias. No le gustaría que se publicara, cuanto gana al mes, al año, que carro tiene, donde vive, cuales son sus negocios y que hace con su dinero. Si se hiciera pública esa información, usted señor Ramírez, no podría caminar tranquilo.

Lo peor de todo es que después queremos que los futbolistas, vengan a darlo todo por nuestra selección. Seamos responsables con nuestras ponencias, sobre todo si formamos parte de un medio de información.



martes, 1 de mayo de 2007

Cuento: La llamada (Parte 3. Final)

La Llamada (Parte 3. Final)


Por: Fran Morell
Adaptación para radio: Franz Aguilera



Continua...


NARRADOR: El único testigo del atropello afirmaba que el culpable conducía un Fiat de color rojo, matrícula SIH-795. La Policía estaba atenta a los pasos de Lolo, él era su principal sospechoso. Es cierto que nadie podía relacionarlo con el crimen. Pero había un testigo. Y ese testigo era Laura.

LOLO: (nervioso) Llamare a Laura para ver como esta. (marca el teléfono) Aló, Soy Lolo, con Laura por favor.

Cuelgan el teléfono.

LOLO: (molesto) ¿Qué clase de idiota es esta chica? Ha visto a alguien parecido a mí y se ha confundido. Esa estúpida zorra que de todas formas estaba enamorada de Rafa. Ha pasado la noche con él... ¿En qué estaba yo pensando cuando creí que podría llegar a tener algo con ella? He sido un imbécil...Ojalá nunca me hubiera fijado en ella. Ojalá Laura desapareciese también. Ya estoy harto de todo. Que se mueran todos, y que me dejen en paz.

Suena el teléfono.

LOLO: Aló, ¿Quién es?
DIABLO: Lolo, ¿Qué darías para que se cumpliera tu deseo?
LOLO: ¿Quién es?
DIABLO: ¿Darías, tal vez, tu alma, Lolo? (pausado)
LOLO: (asustado) Oiga, ¿qué clase de broma es esta? ¿Quién llama?

Cuelgan el teléfono.

NARRADOR: Al día siguiente en la universidad, cuando los amigos de Lolo lo vieron, los rostros se transformaron en auténticas máscaras de terror. Lolo, no se atrevió a dirigirle la palabra a nadie y entró apresuradamente al salón. Sin embargo, no permaneció solo mucho rato, porque al poco rato apareció el jefe de la policía.

POLICIA: Lolo, ¿quiere hacerme el favor de acompañarme a la recepción? Necesito hablar con Ud. a solas.

Puerta que se abre y pasos.

POLICÍA: Lolo, por favor tome asiento (sonidos de silla), dígame ¿Dónde estaba usted ayer a las once y cuarto de la noche?
LOLO: No sé. Bueno, en mi casa. Estaba en mi casa.
POLICÍA: ¿No lo sabe o estaba en su casa?
LOLO: Estaba en mi casa. Oiga, ¿Qué sucede? ¿Qué es todo esto?
POLICÍA: ¿No sabe que la señorita Laura Díaz murió ayer atropellada, sobre las once y cuarto?
LOLO: Cómooooooooo – balbucea - Yo no tengo nada que ver. ¿Por qué me hacen esto?
POLICÍA: Lolo ¿Tiene usted un Fiat de color rojo?
LOLO: Sí. ¿Y qué? Miles de personas tienen un coche así. Oiga, aquí está pasando algo espantoso. Hay alguien que trata de incriminarme, que se hace pasar por mí. Es todo una terrible confusión. Yo no soy un asesino.
POLICIA: Nadie lo pone en duda........por el momento.

NARRADOR: Lolo estaba muy nervioso. ¿Qué era todo aquello? ¿Qué clase de broma cruel le estaban gastando? Sabía que aquel maldito número de teléfono tenía algo que ver con todo esto, pero no podía decir nada o lo tomarían por loco, y entonces sí que tendrían una buena razón para encerrarlo. Tenía un dolor en el pecho que comenzaba a hacerse más y más fuerte, apenas podía respirar. Sentía ganas de echarse a llorar. Quería estar muerto.

Y entonces sonó el teléfono.
El jefe contestó:

POLICÍA: Alo...Lolo es para usted.

Sonido de coger fono y pasos…

LOLO: ¿Quién es?

NARRADOR: Al otro lado del teléfono contestó una voz que ya era muy familiar para Lolo.

DIABLO: Lolo, ¿qué darías para que se cumpliera tu deseo? ...



Fin.