viernes, 16 de marzo de 2007

Cuento: El sueño (Parte 2)

El Sueño (Parte 2)




Escrita por: Fran Morell
Adaptación para radio por: Franz Aguilera




continuación...


LOCUTOR: Carlos, no volvió a ver a Lucho hasta el Viernes de la siguiente semana en el Bar. Lucho seguro notó algo extraño en el rostro de Carlos, porque se puso en pie entre toda la gente, y lo invitó a sentarse junto a él, a pesar de que ya estaba muy bien acompañado.


Lucho: Carlitos siéntate. ¿Te ha ido mal en la semana? Te pediré un trago. Ah, te presento a Mónica, mi novia.

Carlos: Hola Mónica. Carlos, para servirte. (Desganado)
Mónica: Hola Carlos.
Lucho: ¿Vas a hablarme otra vez de tu extraña pesadilla?
Mónica: ¿Qué pesadilla?
Lucho: Creo que Carlos tiene una pesadilla recurrente.
Mónica: Anda si. Carlos ¿Por qué no la cuentas? Yo sé algo de interpretar los sueños.

Carlos: ¿De veras? No creo que sirva de nada, pero te lo contaré de todas formas. Se trata de Alberto Ruiz, y algo horrible le persigue de cerca.
Lucho: Cada vez tienes más detalles, no Carlitos. Ya le has puesto hasta nombre a tu personaje jaja (bromeando)
Carlos: Yo no se lo he puesto. Es su nombre (algo molesto)
Lucho: Pues a mí eso de Alberto Ruiz me suena a telenovela barata.
Carlos: Tal vez, tal vez...
Mónica: Pero continúa, por favor.

Carlos: Alberto corre desesperadamente por la calle. Esta sudando. Viste una camisa gris. Está mareado, tal vez malherido, porque va tambaleándose. Es de noche en una ciudad oscura y desierta. Me pareció familiar, pero no sé por qué. Sólo hay grandes edificios a su alrededor, y muchos de ellos están vacíos, sin ventanas. Alberto corre mirando hacia atrás. Siente que quien le persigue está muy cerca. Desesperado, se introduce en un callejón estrecho. Luego llega a una pequeña plaza donde hay varios coches abandonados, llenos de óxido. Pero a un lado hay una cabina telefónica. Se introduce en ella y marca un número. Se queda esperando. Se oye cómo suena el teléfono, pero nadie lo coge. Mientras tanto, el perseguidor está ya muy cerca. Alberto tiene frío, miedo, está muy nervioso, tiembla y respira con dificultad, mientras oye una y otra vez el timbre del teléfono al otro lado...
Mónica: Sí que da miedo. Parece una película de suspenso. ¿Y nadie coge el teléfono? ¿A quién estaba llamando?
Carlos: Espera. Eso no es todo. El sueño se cortó aquí hace dos días, porque justo en ese momento, yo me despertaba.
Mónica: Has dicho hace dos días. ¿Ha pasado algo más desde entonces?

Carlos: Ayer pude ver algo en los ojos de Alberto, mientras temblaba dentro de la cabina. Fue sólo un instante, como de pasada, pero eran unos ojos que parecían como si me estuvieran mirando a mí directamente. Era como si esperara algo de mí. Desperté temblando, empapado en sudor. Fue espantoso. Y aun peor fue hoy.
Lucho: ¿Peor aun?
Carlos: Alberto esperaba una y otra vez mientras temblaba, escuchando los timbrazos del teléfono al otro lado de la línea. Estaba muy nervioso, mirando hacia todas partes. Y yo... esta mañana... cuando me desperté... ¡mi propio teléfono estaba sonando! Llevaba un buen rato sonando, lo sé, porque... ¡lo había estado oyendo en sueños!
Lucho: Bah ¿Y qué?
Carlos: ¿Cómo que "y qué"? ¿Es que no lo entiendes Lucho? ¡Me estaba llamando a mí! ¡Alberto me estaba llamando!
Lucho: ¿Cómo que Alberto te estaba llamando? ¿Pero qué dices?

Carlos: No lo sé, no lo sé. Suena absurdo, pero es así. No me atreví a levantar el auricular. El teléfono sonó, y sonó, y sonó, hasta que casi me volvió loco. Tuve que desconectarlo.
Lucho: ¿Pero qué te pasa, Carlos? Sería cualquiera, menos ese de tu sueño. ¿No entiendes que esto te ha afectado? Seguro que era tu jefe, apuesto a que llegaste tarde otra vez esta mañana.
Carlos: No, no... bueno, sí. No lo sé. Llegaba tarde, pero no era él. Estoy seguro.
Lucho: ¿Y cómo puedes estar seguro? Tenías que haber cogido el teléfono. Supongo que al llegar a la oficina, le preguntaste a él si te había llamado.
Carlos: No.
Lucho: ¿Lo ves? Seguro que era él. O a lo mejor era tu ex enamorada, vete a saber. ¿No ves que podía ser algo importante?
Mónica: Lucho tiene razón, esa pesadilla te ha afectado más de lo que creías. Tal vez debas visitar a un psicólogo. Tengo una amiga que podría ayudarte. Mira, tengo aquí su teléfono...
Carlos: Déjense de psicólogos. No estoy loco. No necesito ningún maldito loquero para que me diga lo que ya sé.
Lucho: ¿Y qué es lo que sabes? Vamos Carlos. Déjate de tonterías. Ese sueño no tiene nada que ver con tu teléfono. ¿Y si era tu madre, que se ha puesto mala? Deberías llamarla, para asegurarte.
Carlos: No... Bueno, sí, tal vez. Mira, ahora mismo tengo algo de prisa. Me voy. Ya nos veremos.
Lucho: Cuídate Carlitos, y la próxima vez no tengas miedo del teléfono, que no muerde jajaja.
Mónica: Chau Carlos.



Continuará...

No hay comentarios.: